Turismo de vacunas, dudas éticas

Turismo de vacunas, dudas éticas

¿Es ético, en estos momentos, viajar a otro país para ponerse una vacuna cuando hay tantas personas vulnerables que las necesitan? ¿Es humano que si no tienes vacunas en tu país y tienes dinero para comprártelas viajes al extranjero para defender tu derecho a la salud?

Ese es uno de los dilemas que se está debatiendo estos días tras conocerse que algunas agencias de viaje y clubs selectos están ofreciendo la posibilidad de viajar a Dubái, Emiratos Árabes, Estados Unidos o Rusia para poder vacunarse. Le llaman turismo de vacunas.

Miles de personas viajan cada año a otras partes del mundo para tratamiento médicos, desde operaciones, retoques de cirugía estética a terapias en balnearios. Pero el «turismo de vacunas» para la COVID-19 es un concepto nuevo.

Nada más anunciarse que Estados Unidos iba a administrar las primeras dosis de vacunas,  en la India una agencia creó una lista de espera de paquetes turísticos. Viaje a ese país con vacuna incluida, por 2.000 dólares. También había posibilidades para que sus clientes la recibieran en Rusia o Reino Unido. Ahora no pueden viajar, pero lo harán en cuanto se abran las fronteras.

En el Reino Unido, Knightsbridge Circle, un exclusivo club de socios, ofreció a sus miembros de más de 65 años un paquete de lujo de tres semanas por 45.000 euros, que incluye el vuelo en un jet privado o en primera clase a Dubái para recibir en una clínica privada las vacunas Pzifer o Sinopharm. Los acaudalados miembros del club podrían regresar a sus países de residencia en Reino Unido, Francia, Suiza o Rusia tras recibir la segunda dosis y adquirir un certificado de inmunidad.

La publicación de esta noticia en el diario británico «The Telegraph» provocó encendidas discusiones entre partidarios y detractores. Para unos esta oferta permitía ahorrar dinero a la sanidad pública y aumentar la «inmunidad de rebaño», mientras los críticos denunciaban que no era ético saltarse el orden de vacunación establecido por el gobierno británico. Tampoco veían lógico que las personas que tienen dinero puedan adelantarse a los trabajadores sanitarios, muchos de los cuales están sin vacunar.

El Knightsbridge Circle defiende que estaban realizando algo «moralmente correcto», dado que sus socios viajaban a un país que ya había vacunado a su población y por tanto no «quitaban la vacuna» a nadie. El gobierno de Emiratos ha negado que se hubiera vacunado a ningún extranjero en sus procesos de vacunación. Además calculan que no a finales de este año habrán aplicado las dosis a un 70% de su población.

En diciembre, cuando empezaron a administrarse las primeras vacunas en Estados Unidos y el Reino Unido, algunas agencias de viajes indias abrieron un registro de ciudadanos que tenían un visado a Estados Unidos y querían vacunarse. El pack turístico costaba unos 2.000 dólares cuatro días.

En Florida ha aumentado la llegada de turistas adinerados de Latinoamérica y Canadá para vacunarse. No exigen residencia. Famosos como Juan José Origel o Yanina Latorre lo han colgado en sus cuentas de twitter. Con una fotografía de su madre Latorre asegura que haría todo lo que fuera por la salud de su protenitora.

No solo se han beneficiado de esta estratagema los viajeros internacionales, se calcula que centenares de miles de ciudadanos estadounidenses han utilizado esta facilidad del sistema para administrarse las dosis y han traspasado sus límites estatales.

El alcalde de Miami lo considera «irrespetuoso» porque hay miembros de su comunidad que viven habitualmente, que tienen riesgo de morir y defiende que sean prioritarios.

En Arizona no es necesario tener residencia solo estar incluido en los grupos preferentes, 1A o 1B. Muchos estadounidenses aprovechan este relativo vacío legal, para viajar a esa zona del sur estadounidense. El gobernador de Arizona declaraba hace unos días que iba a pedir al presidente Biden más vacunas para poder administrarlas a también a los turistas temporales. Son los conocidos como visitantes de invierno (principalmente jubilados que esos meses buscan el calor del sur). En Florida les llaman «pájaros de invierno».

Es una práctica que pone en jaque el código ético del turismo aprobado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), organismo vinculado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aun así no hay duda de que el turismo de vacunas ha puesto de actualidad este sector turístico y abre un gran nicho de mercado.

Turismo de salud en auge

Carlos Rus, presidente de Aspe (Alianza de la Sanidad Privada Española), entidad que forma parte de la Mesa de Turismo dice que «nos parece que es algo absolutamente intolerable, y de hecho no debería permitirse, los criterios de ética tienen que estar siempre presentes».

En 2018 unos 140.000 extranjeros viajaron a España para someterse a alguna intervención o tratamiento en una clínica privada. Lo que supuso unos ingresos de 600 millones de euros. Cuatro años antes, en 2014, la cifra fue de 322. Carlos Ruz recuerda que el turista sanitario gasta cinco veces más que el que viaja por placer. Unos 3.500 euros por persona.

Al gasto por traslado hay que añadir que muchas veces viaja con otros miembros de la familia y tiene una estancia más larga. El promedio de pernoctaciones es de unos 15 días porque en muchas ocasiones los tratamientos requieren un proceso de recuperación o control.  Suelen permanecer en centros residenciales, hospitales o balnearios. El perfil es el de una persona de mediana edad, entre 40 y 60 años, una renta media-alta, que escoge la temporada media o baja, con lo que ayuda a la desestacionalización.

A nivel mundial España se sitúa en el puesto 11 y el quinto en turismo de salud y bienestar en Europa, tras Francia, Alemania, República Checa y Eslovaquia. Los clientes suelen viajar desde Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, países del Golfo y Rusia, donde los tratamientos son más caros.

Carlos Rus, presidente  de Aspe (Alianza de la Sanidad Privada Española) y miembro de la Mesa de Turismo, cree que España puede convertirse en «la Florida europea»,  porque tenemos todos los recursos necesarios para poder lograrlo y pide mayor compromiso económico del gobierno para conseguir este objetivo. Destaca también la importancia de poder recibir ayudas para obtener el certificado Joint Comission, que establece la seguridad, la calidad de la atención sanitaria en el mundo y los estándares hospitalarios. En España 22 clínicas tienen este reconocimiento.

El tema sanitario, tan de actualidad con la pandemia, estará presente en los próximos meses, porque para reanudar la actividad turística en los países será necesario conseguir altos niveles de vacunación. Todo el mundo tiene claro que los primeros destinos que lo alcancen saldrán empujados en la próxima temporada de verano y países como Francia, España, Italia o Estados Unidos, deben estar en ese grupo. El turismo de vacunas también será un sector a tener en cuenta, porque aunque ahora sea muy criticado, dentro de unos meses, será otro nicho de mercado.

Fuente: blog.rtve.es/viajesyturismo