09 Ago Los hosteleros navarros tachan de inmoral e ilógica la imposición del certificado Covid
Indignación e incredulidad. Los empresarios navarros se oponen frontalmente a las medidas anunciadas en las comunidades autónomas de Galicia, Cantabria y Andalucía para hacer frente a la quinta ola de coronavirus en sus negocios. Consideran que la obligación de presentar un certificado Covid para acceder a sus locales es inapropiada y desmedida, y se trata de una traba más para dificultar a un sector ya exhausto.
La recta final del verano no está siendo tan tranquila en la comunidad foral como los hosteleros navarros esperaban, y prueba de ello es que, pese a las grandes tasas de vacunación, el número de contagios y hospitalizados sigue siendo lo suficientemente elevado como para alejarnos de la ‘vieja normalidad’.
Los hosteleros, que soñaban con acabar con las medidas que llevan más de un año lastrándoles, podrían sumar una limitación más si María Chivite, que ya ha pedido prorrogar el toque de queda, decide seguir los pasos de presidentes como Feijóo, Revilla o Moreno y el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) da validez a la propuesta.
Juan Carlos Oroz, portavoz de ANAPEH
Juan Carlos Oroz, hostelero y portavoz de la Asociación Navarra de Pequeñas Empresas de Hostelería (ANAPEH), confía en que no se plantee esta medida «sorprendente» en Navarra, ya que se está demostrando que, pese a estar totalmente inmunizado, la nueva variante está afectando a todos. «Si partimos de la base de que la variante Delta contagia a todos y sólo se aplica esta medida en la hostelería, me parece algo precipitado», comenta señalando que se trata de un impedimento más para que la gente acceda a los interiores de los locales y empatizando con el enfado de sus vecinos gallegos y santanderinos.
«Entiendo su enfado. Si después de todas las trabas que llevas meses imponiéndoles ahora les concedes la responsabilidad de decidir quién entra y quién no, les perjudicas claramente», explica contrariado. Considera que el pasaporte Covid no debería existir ya que puede dar una imagen de falsa seguridad a quien lo tiene y puede haber quien, incluso estando vacunado, no quiera que se sepa si lo ha hecho o no.
Aun así, en caso de ser inevitable su aplicación, opina que debe ser el ‘mal llamado’ ocio nocturno el encargado de pedir estos certificados para, de esta forma, poder abrir después de meses cerrado. «Si con esta condición pudiesen reabrir, tal vez podríamos plantearlo. Eso sí, no debe afectar a la hostelería del día y a la restauración», indica.
«A nivel personal, no creo que sea cosa de los negacionistas. Habrá quienes estando vacunados opinen que tienen derecho a no decir si se han vacunado o no igual que antes hubo gente que no quiso descargarse la app de rastreo», añade en referencia a la importancia de preservar la privacidad y la protección de datos.
Considera que los últimos datos han demostrado que la hostelería no ha sido la única culpable de la propagación, y espera que no se aplique el pasaporte. «Los mejores datos se han dado ahora con los interiores abiertos. Se ha demostrado lo que ya sabíamos, y ya no tienen excusa para volver a cerrarnos», destaca.
«No tiene mucho sentido que se impongan estas medidas teniendo una parte de la población que no ha podido vacunarse. Pero hace muchos meses que dejamos de buscarle sentido a las decisiones de nuestros gobernantes», comenta indignado remarcando que Navarra es de las comunidades con mayor porcentaje de vacunación y no por eso debe dejar de tomar precauciones.
Destaca que actualmente existen dos corrientes, quienes quieren vacunarse y quienes no, y que la convivencia entre ambas puede ser complicada. «No sé cómo pueden convivir y si la obligación de un documento ayudará a que se vacunen más personas, pero debemos encontrar el equilibrio entre salvaguardar las libertades y fomentar la vacunación», expone destacando que resulta muy difícil convencer a un negacionista de que vacunarse es lo adecuado y cada persona es un mundo.
Certificados falsos
Pese a que en Galicia han tenido algún problema con certificados falsos, Oroz cree que no habrá problema para, en caso de ser obligatorio en toda España, controlar esta ‘trampa’. «No tendríamos problemas porque exigiríamos un código QR que, gracias a un lector, nos ayudaría a certificar la validez de los pasaportes. Eso sí, lo que no podemos asumir es el hecho físico de tener que contratar a una persona para estar a todas horas en la puerta», señala indignado señalando que bastante labor didáctica están haciendo constantemente controlando las distancias y el uso de mascarillas a todas horas.
Como ha ocurrido en otras comunidades, está seguro de que habría locales que se revelarían contra esta medida previsiblemente inconstitucional. «Mucha gente abrió en el primer confinamiento y ahora, con la decisión del Tribunal Constitucional, que lo declaró ilegal, han reclamado las multas recibidas. Estoy convencido de que algunos, esperando futuros recursos, harán lo mismo», explica haciendo referencia a que será la voluntad de cada uno la que decida.
«Ahora mismo tenemos que trabajar todos en positivo y trasmitir adecuadamente qué se debe poder hacer y qué no para salvaguardar la salud. Volver a despertar el entusiasmo y buen humor en la gente y acabar un poco con el miedo a la hostelería que los políticos han trasmitido», enumera haciendo referencia a que las distancias deben mantenerse para que todos puedan acudir a interiores y exteriores con seguridad.
Reactivar las barras, clave
Es muy importante para el sector hostelero que se pueda volver a trabajar en barra, ya que es algo que da bastante ambiente y atrae a muchos clientes. Además, al ocio nocturno, que lleva más de un año cerrado, se le debe encontrar una solución con las condiciones que se crean oportunas.
«Con la situación actual, cumpliendo todas las condiciones, todavía no hay trabajo para todo el personal y sigue habiendo gente en ERTE. El tema de las barras es lo que hace que tengamos más perdidas», concluye indicando que, aunque en algunos sábados y domingos si llenan el aforo permitido, entre semana suelen tener muchos huecos. Confía también tener algo de turismo a mediados de agosto en lo que supone una apuesta a ciegas para contratar personal y preparar la hostelería después de dos meses flojos.
Ana Beriain, presidenta de AEHN
La presidenta de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Navarra, Ana Beriain, considera que la medida aplicada en algunas comunidades autónomas es inmoral y confía en que los tribunales la tumbarán como ya han hecho con la suspensión del cierre de interiores en Cantabria. Afirma que, teniendo en cuenta que la gente vacunada también puede contagiar, no tiene sentido andar pidiendo pruebas en la entrada de discotecas y bares.
«Lo que está claro es que en hostelería, el número de contagios no es superior al que puede haber en un taller o en una fábrica. Por eso, creemos que las medidas a aplicar deben ser las mismas que en otros sectores ya que hemos demostrado que, a excepción de algún hostelero que se salta las normas, el resto trabaja bien y cumple», explica asombrada por el hecho de que a ellos se les haga exigir el certificado.
Viene a ser un cierre encubierto, ya que es muy difícil en la práctica pedir certificados constantemente. «Te entra un señor a tomar un café o una caña diez minutos y que le vas a decir, ¿que te enseñe la cartilla de vacunación? Me parece de locos y creo que con las medidas de metro y medio entre mesas, el uso de las mascarillas y el control de limpieza es suficiente», expresa indignada.
«Hemos perdido tantas libertades que ya no me atrevo a decir qué es moral y qué no. La vida nos ha cambiado muchísimo en año y medio y me parecería terrible tener que ir con una cartilla de vacunación por los sitios. Si fuera política lo evitaría», destaca remarcando que estas medidas lo único que hacen es cerrar en banda aún más a quienes pudiendo no se han vacunado.
Pese a que la vida de un no vacunado no ha cambiado excesivamente respecto a la del vacunado, afirma que la vacuna es la única posibilidad existente de salir de esto. «No debemos pensar solo en nosotros, sino también en otros países. Si no nos vacunamos todos, jamás nos olvidaremos ya que llegarán nuevas variantes de distintas partes del mundo. Por eso debemos hacer un esfuerzo de verdad y empezar por liberalizar el tema de las vacunas», comenta enfadada por el ‘vergonzoso mercadeo’ que se está haciendo con las vacunas.
Demonización de la juventud
Lo que más perjudica actualmente a la hostelería y a la sociedad son los botellones y las fiestas en pisos, pero Beriain evita demonizar a los jóvenes y se desmarca de la ‘tendencia general’. «No podemos tratar a los jóvenes como delincuentes porque veamos cinco amigos juntos tomando algo con música. Está pasando que grupitos reducidos de amigos están bebiendo una cerveza y la gente llama a la policía, y eso no puede ser, hay que pensar en los demás, empatizar y remar juntos», precisa esperanzada.
«Se han tomado muchas decisiones políticas contra la hostelería, y nos han perjudicado mucho. Lo primero que se hacía era cerrar nuestros comercios para así dar la imagen de que les importaba algo, pero han sido medidas que han metido el miedo en el cuerpo a grupos de personas que ni vacunadas acudirán a bares y restaurantes».
En caso de aplicarse la medida, cree que todos los locales deberían cumplir las normas lo mejor posible aunque no estuviesen de acuerdo, y, de estar en sus manos, vacunaría a todo el mundo lo antes posible y controlaría los botellones y las reuniones descontroladas. Eso sí, para un local sería imposible contratar una persona a sueldo para controlar los pasaportes ya que, aunque empiezan a sacar la cabeza, siguen teniendo muchas restricciones.
«La hostelería se está recuperando porque ha abierto. Estamos con 60% de aforo y muchos establecimientos tienen terraza, por lo que se está mejorando. La facturación todavía está en torno al 50% respecto a otros años, pero estando cerrados no sobreviviríamos», concluye ilusionada.
Fuente: Navarra.com