05 Abr Luis Martí: “La mayoría del sector turístico solo aspira a llegar vivo a 2022”
Luis Martí representa a uno de los sectores más arrasados por la pandemia. Como presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunitat muestra un tono crítico con la gestión de la pandemia en general, sobre todo con el hecho de que, un año después, se siga apreciando falta de coherencia, disparidad y poca originalidad en las decisiones.
Aunque aplaude medidas puntuales como el Bono Viatge, Martí reclama un verdadero «plan de rescate» para el turismo que cubra el desplome del 95% de su facturación, nada menos que 11.800 millones de euros solo en la Comunitat durante el pasado año. Pero sobre todo, pide a las administraciones medidas claras para poder salvar el año turístico -no solo el verano-, como la implantación de los test de antígenos o el llamado pasaporte covid: «Empresarios y trabajadores queremos trabajar, no que nos den una ayudita».
¿Estamos condenados a padecer una cuarta ola?
Hemos aprendido mucho cómo afrontar cada una de las olas. Ojalá no venga una cuarta ola, eso no podemos cambiarlo, pero sí podemos cambiar la manera de afrontarla. La educación ha dado un ejemplo muy bueno; se decidió que los colegios no iban a cerrar y la ha conseguido ‘surfear’ la segunda y la tercera ola. Esa es una forma de afrontar la situación con éxito, han sido un ejemplo. Afrontar una cuarta ola con un confinamiento estricto como el de la primera sería como no haber aprendido nada. Me parece un error estar radiando la tragedia porque llevamos un mes oyendo hablar de la cuarta ola. Hay que empezar a racionalizar esto y poner el acento en cómo podemos ser todos más responsables y precavidos para combatir la enfermedad y acelerar la vacunación.
Las medidas que se están adoptando en esta desescalada son similares a las de las anteriores, ¿echa en falta originalidad en las decisiones?
Nos encontramos con diecisiete respuestas diferentes en un país con 40 millones de habitantes, lo que ya de por sí es chocante teniendo en cuenta que en países como EEUU, con más de 300 millones, la respuesta es prácticamente unitaria. Necesitamos una respuesta española y europea a la pandemia y que las pautas sean generales, tanto en lo sanitario como en lo económico. No tiene sentido que cada comunidad autónoma, por citar el ejemplo de los hoteles de cadena, imponga una normativa diferente. Como tampoco tiene sentido que los planes de ayudas directas de cada país europeo no tengan nada que ver unos con otros cuando el dinero procede del mismo origen. No se entiende esa improvisación un año después, parece que no hemos aprendido nada de la pandemia porque incurrimos en los mismos errores. Entiendo que el sistema sanitario se colapsara en marzo, pero hoy no hay excusa. No puede ser que haya vacunas en el congelador y centros de primaria cerrados en fin de semana en lugar de estar vacunando a mayores de 80 años y residentes.
La propia UE está pidiendo coherencia en sus medidas a los estados miembro…
Es que hay cosas que no se entienden, como que por ejemplo alguien no pueda salir de la Comunitat para ir a visitar a su madre a Almansa pero que un alemán pueda venir de vacaciones. Si las normas no son coherentes y razonables, a los ciudadanos les cuesta mucho más cumplirlas. La improvisación ha marcado la gestión de la pandemia, la enfermedad ha ido siempre tres pasos por delante y hemos reaccionado siempre mal.
El Gobierno acaba de aprobar un paquete de 7.000 millones en ayudas directas para empresas de los que la Comunitat va a recibir 647, ¿son suficientes?
Nosotros llevamos un año pidiendo ayudas directas como las que se han dado en países como Alemania o Francia, que está dando ayudas a fondo perdido de hasta el 75% del descenso de facturación respecto del mismo mes del año anterior, eliminando toda la burocracia y solo con una declaración responsable. Italia ha anunciado 30.000 millones en ayudas directas. Nosotros hemos tardado un año en aprobar 7.000 millones de los cuales 2.000 se han adjudicado directamente a Baleares y Canarias. Ambas se llevan el 30% de las ayudas cuando representan el 6% del PIB. Eso, unido a nuestra infrafinanciación, genera una discriminación que no entendemos. Desde el punto de vista empresarial, ¿cómo le explicamos a un hotelero de Gandía que va a recibir la mitad de ayudas que si tuviera el hotel en Canarias o Baleares?
La ayuda es manifiestamente insuficiente. El sector turístico de la Comunitat perdió el año pasado 11.800 millones de facturación, mientras que de las últimas ayudas del Gobierno van a llegar a la Comunitat alrededor de 600 millones para todos los sectores. Según nuestros cálculos, acudiendo a todas las ayudas, como mucho se cubriría entre el 5% y el 7% de la facturación perdida el año pasado. Con lo cual, el sector empresarial turístico va a tener que hacerse cargo del 95% de sus pérdidas. Parece que seamos unos llorones, pero la mejor ayuda es que nos dejen trabajar. Los empresarios y los trabajadores queremos trabajar, no que nos den una ayudita. Y la mejor medida que debería estar tomando el Gobierno es la vacunación.
¿Cómo valora esa estrategia?
Tenemos hasta cuatro vacunas aprobadas, una pendiente de llegar, pero solo al 2% de la población vacunada en tres meses. Este ritmo lento es incomprensible. Ahora que la solución es la vacuna, deberíamos administrarla de forma masiva. Deberíamos estar pensando ya en gestionar la posguerra, es uno de los grandes retos que tenemos.
¿Pueden las empresas soportar una cuarta ola?
Las empresas llegan preocupadísimas. Las empresas, como las personas, tienen su capacidad de resistencia. Muchas, siendo muy solventes, están extenuadas. Si no tenemos un verano con una cierta normalidad, las empresas turísticas encadenarán dieciséis meses de medidas muy duras. El problema para el turismo no es perder lo anterior, sino no poder trabajar para recuperarse. Por eso la mejor ayuda es poder trabajar. El equilibrio entre economía, salud y aspectos sociales es complicado, pero tenemos que conseguirlo.
¿Cómo puede frenarse la destrucción del tejido productivo si la situación se prolonga?
Hay una sentencia de un tribunal alemán respecto de una reclamación de un particular que dice que el que cierra, paga. El Estado te cierra, el Estado te paga. Como en una expropiación. Si me expropian el trabajo, tendrán que indemnizarme. No con la totalidad, es lógico que todos tengamos que perder algo, pero el coste de esta pandemia para el sector turístico no puede ser del 95%. Parece que nadie quiere afrontar de verdad un Plan Marshall global para el turismo con ERTE, ICO, condonaciones y alivios fiscales, no medidas puntuales como la prórroga de los ERTE. Sería importante que nos dijeran de una vez cuál es el plan para salvar al sector.
¿Se han sentido maltratados como sector?
La hostelería lleva cerrada prácticamente todo el año. Su señalamiento como elemento acelerador de los contagios ha sido perverso. Si aceptamos que esto es así, que se le diga a un sector que tiene que cerrar para salvar vidas, lo lógico es que haya una red de protección porque el sector no ha hecho nada malo.
¿Echa en falta medidas para compaginar el desarrollo de la actividad económica y el control de la pandemia? ¿Les han mareado con las medidas?
La inseguridad jurídica que hemos tenido ha sido tremenda. Hemos llegado a tener medidas de cierre o reapertura que hemos conocido de un día para otro. Nosotros deberíamos tener ya unas fases de desescalada más o menos claras. ¿Se va a alargar el cierre perimetral de la Comunitat después de Semana Santa? ¿Va a continuar el Estado de Alarma tras el 9 de mayo? ¿Vamos a seguir improvisando? Las empresas, sobre todo grandes, necesitan tener certezas. Hay que tomar las decisiones de otra manera. Preferiríamos estar abiertos todo el año con medidas más restrictivas que estar abriendo y cerrando continuamente. Necesitamos coherencia y medidas a las que atenernos todo el año porque la vacunación masiva no se atisba.
El sector de la hostelería ha tardado un año en poder reunirse con la consellera de Sanidad para hablar de la desescalada y poder dialogar. La Conselleria tiene que tener claros los datos económicos y saber los perjuicios que causan determinadas decisiones. Porque no es lo mismo abrir a un 30% de aforo que a un 50%, ni cerrar a las 18 horas que a las 20. Ese intercambio de opiniones es bueno. Para la hotelería también va a ser necesaria una mesa de diálogo que defina aspectos prácticos de la desescalada como, por ejemplo, cómo van a ser los buffet.
Superado el debate de la Semana Santa, ¿ve posible salvar el verano turístico a la vista del repunte de la incidencia en los principales mercados emisores europeos?
Lo que hay que salvar es el año, no el verano. Porque salvar el verano tiene una connotación de que hay que proteger un solo producto turístico, que es el sol y playa. Por supuesto que hay que protegerlo, pero igual que al resto de productos turísticos que se desarrollan a lo largo del año. Por ejemplo, si se abre todo de junio a septiembre pero se cierra el resto del año, se beneficia a un producto concreto y al resto lo arruina. Cualquier ciudad como Valencia tiene una ocupación estable mayor del 70% durante todo el año. Lo que el sector turístico quiere es recuperar cierta normalidad a lo largo del año para no dar por perdido el año. Porque si acumulamos los 11.000 millones de facturación de 2020 a otros 10.000 de este año, ¿cuántas empresas van a llegar vivas a 2022? La magnitud del problema ni la intuimos. La mayoría del sector turístico solo aspira a llegar vivo a 2022. Tenemos muy claro que este año no va a ser un verano normal, pero entre eso y la nada, queremos un plan de desescalada y un plan de ayudas de verdad eficaz que palíe lo que hemos sufrido en el 2020 y lo que estamos sufriendo en 2021. El sector hotelero valenciano, incluso en la costa, puede alargar el verano y trabajar lo que queda de año si el Imserso se recupera en octubre como ha dicho la ministra.
¿Qué opina de la propuesta de la Comisión Europea para facilitar la movilidad en verano? (Certificado Verde Digital)? ¿Cree que es discriminatoria?
Nos parece una idea extraordinaria y es el tipo de medidas que reclamamos. Una propuesta europea aplicable para todos, con receta única, que da seguridad al país emisor y receptor. Son medidas claras que ayudan a la recuperación. Los corredores seguros también son una buena idea. Los test de antígenos son una herramienta que estamos desperdiciando como elemento para poder viajar. Sabemos que el riesgo cero no existe, pero es una medida barata que podrían servir para flexibilizar medidas muy duras.
¿Cómo está funcionando el Bono Viatge?
Ha funcionado muy bien. Su puesta en marcha en plena segunda ola fue una muy buena noticia. Tiene dos cosas muy positivas: traslada el mensaje de que viajar en la Comunitat es seguro y mueve la demanda interna. Ha sido un éxito absoluto porque se ha agotado. Un tercer elemento positivo es que ayuda a que muchos valencianos conozcan destinos dentro de la Comunitat a los que en condiciones normales no hubieran ido. Todos los aspectos del bono son positivos, tanto la idea como la ejecución. Estoy seguro de que muchos de los que lo han utilizado repetirán destino.
¿Cómo va a cambiar esta pandemia al sector turístico y en particular al sector hotelero?
Lo va a hacer más resistente. Hemos visto crecimientos muy rápidos en el sector hotelero porque la rentabilidad era alta y la volatilidad del mercado era casi nula. Puede que las inversiones se ralenticen en el futuro en favor de fortalecer la propia estructura empresarial. Creo que los empresarios van a ser más conservadores, van a ahorrar para tener capital propio, porque veníamos de una racha de crecimientos espectaculares concatenados y de repente ha venido este bofetón.
En apenas dos o tres meses llegarán las primeras convocatorias para asignar los fondos del plan europeo de recuperación, ¿Cómo puede aprovechar el turismo los recursos que van a destinarse a transición ecológica y digitalización?
La música nos suena fenomenal, pero la concreción de cómo van a llegar y cómo vamos a poder acceder a ellos aún no la tenemos. Creo en ellos porque sí que son un rescate real. Se tiene que gestionar con mucha agilidad y transparencia para que se beneficien todos los sectores y no únicamente los grandes o determinados sectores con capacidad de inversión y estructuras más engrasadas para estos mecanismos. En el sector turístico hay muchas pymes. Hemos tenido una reunión con Turismo al respecto pero aún no sabemos mucho más.
El dinero lo pone Bruselas, pero el reparto se decide en Madrid, ¿cree que el Consell está haciendo un buen trabajo previo de despachos para posicionarse ante ese reparto?
Yo no lo veo. No digo que no exista, pero no lo veo. Nuestra influencia en el Gobierno central debería ser mayor atendiendo a nuestro peso económico. Lo hemos visto estos días con la financiación autonómica. Que 2.000 de los 7.000 millones en ayudas directas vayan directamente a Baleares y Canarias es otro síntoma de que no tenemos el peso en Madrid que nos corresponde. Es un mal endémico de la Comunitat que tenemos que trabajar por resolver el sector privado y el público.
¿Cree que la relajación del control previo puede dar lugar a más casos como el de Plus Ultra, que el dinero acabe en inversiones no productivas?
Puede ocurrir y es un riesgo que existe. Hay que conseguir un equilibrio, entre agilizar el acceso a las ayudas y ser riguroso, porque no podemos tirar el dinero. No podemos aprovechar una circunstancia favorable como los fondos europeos para colar proyectos en vía muerta. Tenemos una administración que en general está bien dotada de personal y ahora necesitamos que responda. Ahora todos tenemos que dar el do de pecho.