19 Dic BENEFICIOS ECONÓMICOS Y FISCALIDAD DEL TURISMO EN ESPAÑA
BENEFICIOS ECONÓMICOS Y FISCALIDAD DEL TURISMO EN ESPAÑA
Puede afirmarse, que el reconocimiento social y cultural del turismo por la sociedad española tiene sus más poderosos argumentos, en la valoración o estimación de los efectos o resultados económicos que promueve. No cabe duda, que la trascendencia económica ha sido la razón principal, por la cual, se llegó por fin, a la aceptación de su contribución al desarrollo socio económico. Es normal, por tanto, asumir, que siendo la contribución de la actividad turística a la formación del PIB cercana al 12 %, el turismo pasé a ser valorado como muy importante para la población.
Sin embargo, como justificación de la falta de una profunda credibilidad del significado del turismo al desarrollo, puede considerarse, el gran retraso que tuvo la incorporación de los estudios superiores del turismo a la universidad española. Incorporación alcanzada en el año 1996, tras la aprobación del Real Decreto 259/96, que permitía la acreditación de un diplomado en turismo, o titulación de grado medio. Aunque ya, en numerosos países europeos y americanos, hacía tiempo, que las enseñanzas de la licenciatura en turismo se habían iniciado en numerosas universidades.
Un estudio histórico de la evolución de la influencia económica del turismo podría llevarnos a reconocer, que desde el año 1960, se fueron produciendo razones técnicas y políticas que justificaban la necesidad y oportunidad de hacer crecer al turismo. Momento que podríamos considerarlo como período inicial del interés político por el crecimiento turístico. En alguna manera, enmarcado dentro de los tres planes indicativos aprobados para el logro del desarrollo económico y social de España (1964/1975).
En principio, porque en aquellos primeros años del desarrollo, el turismo resolvía los déficits de la balanza de pagos. Cuya solución condicionaba el éxito o fracaso del cambio del modelo económico español; impulsando los recursos para crear la industria y la mejora de las infraestructuras.
Posteriormente, el turismo se convirtió en un fabuloso manantial para atraer las inversiones extranjeras durante más de veinte años. Estimándose el ingreso de una cifra superior a los 3.000 millones de dólares anuales. Dirigida tanto a la construcción de la estructura de la oferta, como a la mejora de la instalación de servicios requeridos por los turistas.
Pero a partir de los años ochenta, la gran preocupación que España sufría era el desempleo. Por lo cual el crecimiento del turismo comenzó a paliar parte de aquella situación, haciendo posible, que desde entonces la actividad turística fuese capaz de ir generando -directa e indirectamente- una cifra del orden de dos millones y medio de puestos de trabajo. Permitiendo que una parte importante de la población económicamente activa viera en el turismo, su oportunidad personal y laboral.
Y en la actualidad, cuando dos graves problemas políticos (el déficit presupuestario y la deuda pública), actúan como amenazas de cualquier potencial equilibrio futuro y como desequilibrios rupturistas del desarrollo y del crecimiento económico español, creemos que solo la aplicación de una eficiente estrategia de desarrollo turístico podrá favorecer la reducción de aquellos desajustes.
Estrategia posible mediante el papel que pueda jugar una sagaz política fiscal. Generada por un turismo futuro más eficiente, en donde la hacienda pública funcione con mayor inteligencia, técnica y justicia.
En ese sentido, un cuidadoso estudio sobre los recursos generados por la fiscalidad turística en sus resultados estima que, el turismo, por medio de su desarrollo directo e indirecto, es fuente actual de una potencial recaudación fiscal de más de 23.000 millones de euros.
Lo que permite proyectar que, cuando la influencia del turismo alcance el 13 % del PIB -previsible en el año 2024- dentro de seis años, la aportación del turismo a los ingresos tributarios podría acercarse, a una recaudación fiscal próxima a los 30.000 millones de euros. Lo que procuraría un incremento de la recaudación de 7.000 millones de euros. Valor suficiente para reducir en alguna medida una parte significativa de los dos graves desajustes referidos anteriormente, que penalizan al país (la deuda y el déficit).
Manuel Figuerola.
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MESA DE TURISMO